¿Suena
como un acto de magia? En realidad no lo es.
Actualmente sabemos el poder de aquella fuente, se encuentra en el agua
simple, fresca y limpia.
El
cuerpo necesita agua para llevar a cabo los procesos básicos de la vida, entre
los que se incluye todo desde transportar los nutrientes hasta regular la
temperatura interior. Sin embargo, si
usted toma mucha agua, por lo menos 8 vasos al día, también obtendrá otros
beneficios adicionales a los básicos. El
agua puede contribuir a mantener una piel sana de aspecto más joven y evitarle
ciertas enfermedades y males que la haría sentirse mucho más vieja de lo que
corresponde a su edad. Es así de
sencillo y perfectamente natural.
Además, resulta ser muy económico.
Agua para las arrugas
La
naturaleza imparte esta lección de manera obvia: cuando se seca una uva se
obtiene una pasa. Cuando se seca una
ciruela el resultado es una ciruela seca.
Arrugas, arrugas…y más arrugas.
Por
otra parte para eliminar las arrugas de una camisa de algodón al plancharla se
le humedece con vapor. Y si se quiere
evitar que unas rosas se marchiten se ponen en un florero con agua.
Lo
mismo pasa con la piel. Si desea
mantenerla tersa, suave y radiante, el
agua es uno de los secretos que anda
buscando. Una piel sana consiste en
entre un 10 y un 20 por ciento de agua. Si la piel pierde más de la mitad de su
humedad se reseca y empieza a despellejarse.
Incluso las líneas finas se vuelven más pronunciadas. Y con el paso del tiempo la piel reseca puede
envejecer más pronto.
Una
forma de combatir el proceso es por medio de humectantes. Al humectar la piel, esta se remoja y se ve
más tersa, y las líneas finas parecen desvanecerse.
El
problema es que con el tiempo el proceso se vuelve más difícil. La piel se reseca cada vez más conforme envejecemos. Alrededor de los 30 años, las glándulas de
grasa y de sudor disminuyen su producción y la piel se vuelve menos capaz de retener
la humedad. Conforme nos acercamos a la
menopausia y se reduce nuestro nivel de estrógenos, es posible que se reseque
más todavía.
Es ahí
donde entra el agua. Tomar mucha agua es importante. Ya sea
que se la beba o que se remoje en ella, el agua
humecta la piel. Sin embargo, no es lo
único que debe hacer.
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