Hay cada vez más pruebas que posiblemente podamos
alargar nuestras vidas por el simple hecho de comer menos.
Varios estudios realizados con ratones y ratas han demostrado que ambas especies viven un 30 por ciento más tiempo, que cuando consumen un 30 por ciento menos de calorías.
Otras
investigaciones de laboratorio más recientes indican que una alimentación baja
en calorías y en grasas ayuda a mantener niveles más altos de dehidroespiandrosterona (DHEA), una “hormona de la juventud”
producida por nuestro cuerpo.
Los expertos no están seguros de la razón por la que comer menos parece retardar el envejecimiento. No obstante, un cúmulo creciente de pruebas, señalan que reducir las calorías también hace que disminuya la producción de radicales libres por el cuerpo, los cuales aceleran el proceso del envejecimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario