El
agua asegura el buen funcionamiento de todo dentro de su cuerpo. La mayoría de
las personas están un poco deshidratadas, lo cual puede afectar prácticamente
todo lo que hacen. Es posible perder
entre el 1 y el 2 por ciento del peso corporal en agua sin sentir sed. Y una vez que se ha perdido esta cantidad de
agua, el cuerpo deja de funcionar de la mejor manera y una empieza a sentirse
cansada, débil y más lenta. Incluso
puede dar dolor de cabeza. Todas estas
cosas hacen que una se sienta aletargada y más vieja de lo que es. Un
cuerpo que recibe suficiente agua tiene lo que necesita para mantenerse joven y
sano.
Cuida el colon. Tomar los 8 vasos diarios de rigor,
posiblemente disminuya el riego de sufrir cáncer de colon. Los investigadores
han observado que las mujeres que toman más de 5 vasos de agua al día se reduce más o menos a la mitad del riesgo de sufrir
cáncer de colon, en comparación con las toman 2 vasos o menos.
Previene el estreñimiento.
Las personas mayores tienen cinco veces más probabilidades de estreñirse
que la jóvenes. Y el estreñimiento
crónico puede provocar males incómodos y dolorosos como las hemorroides o la
diverticulitis.
Sin embargo, al proveer a sus intestinos de agua suficiente puede evitar o aliviar
el estreñimiento, sobre todo si tiene una alimentación alta en fibra. El agua
suaviza el excremento de modo que avanza más fácilmente.
Ayuda a adelgazar. Tomar mucha agua la mantendrá delgada.
En primer lugar, ayuda a quemar la grasa de manera más eficiente. En segundo lugar, si se toma justo antes de
las comidas llena el estómago y se come menos.
Inhibe las infecciones de las vías
urinarias. Ayuda a lavar el organismo, expulsando las
bacterias que causan la infección.
Cancela los cálculos renales.
Cuando no se toma suficiente agua,
los desperdicios que normalmente se disuelven y se expulsan con la orina pueden
concentrarse en forma de cristales y pegarse entre sí hasta producir un cálculo
renal.
Despide el dolor muscular.
Al dedicarse a alguna actividad física, ya sea que se trate del trabajo
de la casa o de algún deporte, el agua
ayuda a evitar los dolores que pueden asaltarla al día siguiente. Una ligera deshidratación obliga al cuerpo a
recurrir al agua almacenada en los
músculos. Así se pierden fuerzas y se aumenta el riesgo de sufrir daños
musculares microscópicos, los cuales se manifiestan como dolores al día
siguiente.
Una
buena regla general sería beber un vaso de agua
antes y después de la actividad física, así como medio vaso cada 15 a 20
minutos, durante la actividad.
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