Enfermedades
cardíacas. El
ejercicio aerobico hecho con regularidad ayuda a evitar las enfermedades
cardíacas al modificar varios factores de riesgo: baja la presión sanguínea y
el nivel de colesterol, controla el peso, reduce el estrés y mejora la
condición cardiovascular.
La asociación entre el ejercicio y la salud del corazón es tan estrecha que incluso las personas que ya padecen de alguna enfermedad cardíaca pueden disminuir el riesgo de sufrir un ataque al corazón haciendo ejercicio.
Cáncer. Las mujeres que hacen ejercicio
enfrentan un menor riesgo de sufrir cáncer de mama y de colon. También les ayuda el caminar, trabajar en el
jardín, hacer la limpieza de la casa varias veces a la semana reduce a la mitad
en comparación con las mujeres inactivas.
Y si se hacen actividades como nadar o correr por lo menos una vez a la
semana tienen un 80 por ciento menos de probabilidades de padecer cáncer de
mama y de colon.
Diabetes. Las personas que hacen ejercicios con
regularidad tienen un riesgo menor de padecer la diabetes tipo II.
Derrame cerebral. Según estudios realizados para reducir el riesgo de sufrir un derrame cerebral, el nadar 5 horas a la semana, trabajar en el jardín 6 horas a la semana o caminar 1 hora al día 5 días a la semana son sólo algunas de las posibilidades para reducir de manera radical el peligro de sufrir un derrame cerebral.
Depresión. El ejercicio puede contribuir a
aliviar una depresión leve al aumentar el nivel cerebral de las sustancias que nos hacen sentir bien y
reducir el estrés. Varios estudios
científicos han demostrado que el ejercicio aeróbico es tan eficaz para
tratar una depresión leve como la psicoterapia.
Osteoporosis. Hacer ejercicios con regularidad
puede ayudar a prevenir la osteoporosis una enfermedad que debilita los huesos a tal grado que se fracturan con facilidad.
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